Nuestro eje Cristal

Pertenezco a la tribu de los que ven mejor con los ojos cerrados y se acuestan del lado del abismo y alzan vuelo y no vuelven… me escapé de la tribu un momento  y quise escribir sobre “espiritualidad” …

………Y  me invadió la inmensidad, el universo entero con su silencio eterno se hizo presente y chocó en mi pecho….¿dónde me agarro? Para dónde voy? Cómo empiezo? Es como pedirle a la conciencia que se limite al nivel de la mente y sin embargo ¿cómo entendemos la conciencia sino a través de ella? Un tema complicado.

Entro en vacío y siento que la espiritualidad es emitir una frecuencia, una luz, es profundidad y sonido, es voz y ojos, es un estado de ser y una forma de vivir.

De repente me parece que ES hacerse Presente de una forma autista, sin estar, ES disolverse, ES disgregarse, ES el aire que respiro que hincha mis pulmones y el vacío del expirar, ES el humo del fuego, ES el agua que pasa entre mis dedos, ES como los colores del arco iris que maravillan mis ojos, ES el pulsar de la vida en las sienes, ES el ritmo constante de los latidos del corazón y la capacidad de expansión del Sentir.

Deduzco entonces que la espiritualidad reside en nuestros sentidos.

Si hemos sido suficientemente poderosos y valientes como para dejarlo todo a favor de vivir con pasión para y por ese “ES” y hacer que se instale permanentemente en nosotros, descubrimos que en realidad somos la única fuente de ése mismo “ES”.

La espiritualidad es como el agua y ¿dónde se originó el agua? Como el agua hay tantas formas de espiritualidad como de agentes emisores.

Conozco a personas  que consiguen ser espirituales a través de una práctica férrea: seis a ocho horas de zazen por día, dieta, pulcritud en sus maneras y rigor en sus hechos y palabras, el peso de la Presencia se hace notar en cada gesto.

Otros niegan esta Presencia, pero parecen tener el dominio de la vida, son magos, generosos, atentos, entregados pero no se llaman a sí mismos espirituales sino vividores. Para mí lo son porque asimilo su espontaneidad a mi manera de entender la espiritualidad. Pues la Presencia lo envuelve y arroba todo y es para sí-misma su propia recompensa. No intenta ir a ninguna parte; y si yo intento ir ya la interrumpo, pues es quieta movilidad. Subyace en La Presencia un sentimiento ligero de riesgo y de serenidad a la vez y se impone una pasividad muy sutil.

Muchos  confunden espiritualidad con el desenfreno de “hacerse ver que son espirituales” (producto del ego y del vacío interior que atraviesan) publicando cuanto les llega a sus ojos y pc sin tener experiencia propia de lo que dicen ni entendiendo lo que escriben o dicen pero emitiendo comunicados de lo “espirituales que son”  J es una forma de llegar también, no es criticable, cada uno hace lo que puede en este camino y si todo lo que hacen y dicen en algún momento les produce “el click” de despertar : bienvenido sea! Fue su camino y no deberíamos entrometernos ni juzgar. Será experiencia para su futuro y un futuro maestro de su vida, que contará su experiencia y cómo llegó a su sabiduría. Maravilloso son los caminos que conducen al Ser.

¿Quién se arriesga y quién puede  presumir ser más espiritual que otro? ¿Existe un medidor de valoración? A más alta frecuencia emisora, menos eco pues se nutre de silencio y de soledad.

¿Cómo decía Lao Tse? : “Se amasa la arcilla en forma de jarro, pero sin su vacío interno, ¿ qué uso tendría?”

Sentimos nuestro cuerpo como receptor de este vacío, el que le da vida, porque en realidad, la muerte no es más que la vuelta de este vacío al gran vacío donde se originó.

Pero yo iría más lejos: de hecho la espiritualidad es primero una liberación de la psique pero que solo podría ejercer su función una vez acogida por una entidad que le aportara su complementariedad, dándole como una fijación en el vacío. Se suele decir que lo que diferencia el esquizofrénico  del místico es que el primero se hunde mientras el otro sigue nadando. ¿Sería ese punto, tan diminuto y a la vez tan enorme, nuestra fijación, nuestro eje de cristal?

Y entonces ¿qué es?

Para mi es una  ausencia subjetiva, es una pérdida de identidad pero que no afecta al comportamiento. Es una abdicación del ego, una reverencia a la Vida.

Es el encuentro con Lo Sagrado. Lo sagrado se experimenta, no tiene necesidad de palabra  “El Tao que se nombra no es el Tao”.

Nace en el silencio de la atención consciente cuando el ser se hace receptor y penetra el instante.

Marie-Madeleine Davy decía que «todo silencio equivale a un más allá, a una ascensión” y que “el paso por el desierto interiorizado engendra una apertura al vacío (béance)”.

Y es así: como el sentido de Lo Sagrado irrumpe en la vida, la vuelve más ligera, más “afinada”. El tiempo se difumina en su duración, se vuelve eterno siendo efímero...

Pero seguimos siendo duales, es lo propio de la encarnación. Si considero que somos co-autores de nuestra propia realidad - ¿quién hace a quién? “Si no me preguntan, lo sé. Si me preguntan, no lo sé”. decía un sabio budista.

Yo sí sé que esa resonancia de libertad, de espacio y de celebración constante que constato a cada acontecimiento, por muy pequeño que sea, aunque fruto de mi mente, no se origina en mis dendritas por la voluntad de mi pensamiento, sino que la elongación de mis dendritas me permite “captar” lo que existe más allá de mi pensamiento.

Para ello debe existir un despertar de la conciencia que, a su vez, origina un pensamiento totalmente diferente de nuestras fantasías mentales habituales. Para ello debe desarrollarse nuestra sensibilidad. La verdadera sensibilidad brota de la inteligencia del corazón; nos permitirá captar las ondas de energía que nos rodean y nos devuelven a nuestro lugar en la armonía del Universo.

No hay nada más que buscar y ES ya un volver a casa.Buen comienzo.

Que tengan un día feliz como el mío, los respeto y los honro, Gracias por leerme hoy.